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Vísperas que son

Las Vísperas tienen algo mágico en la tarde. Hay un viento especial a mediodía y la mañana es de abrazos en la puerta de la capilla. Este es un resumen de cualquier Sábado de Pasión cerca del antiguo Hospital real de Santa María Magdalena, con túnicas negras, con costales y con una banda llegando en ordinario. Así llegó la del Rosario de Linares que este año regresaba tras el Señor de las Penas. Detrás de la Virgen, la de Manuel Garín.

La cofradía fue hasta San Juan y de San Juan a San Pedro pasando por las Puras y por la Catedral. Luego han regresado y la noche ha recordado a la de un Viernes Santo. Muchísima gente. Quizá porque faltaba la tercera cofradía del día que ha pasado al Viernes Santo y los mismos tenían menos sitios por los que repartirse. O tal vez porque este año han salido más almerienses a la calle. A lo mejor, hay quien apunta que se trate de gente que ha venido a ver al F.C. Barcelona que mañana se enfrenta al Almería.

La Piedad, bajo un arco de medio punto, mientras esperaba irse al Museo, besaba las manos atadas del Señor de las Penas. Su capataz mandaba enérgico. Pepe Carmona imprime carácter al efímero paso del Señor que dicen que algún día será un misterio y la Almedina apenas es obstáculo cuando cerca de San Juan aún es cuesta. Luego viene la Virgen. Mientras, los nazarenos reparten estampitas sobre todo entre los más pequeños ya con una tarde que empieza a ser más noche que otra cosa. En breve saldrán los hermanos del Cristo de la Caridad que buscarán el tronco franciscano de San Agustín desde sus raíces. Antes este cortejo era una cofradía pero este año, con su inclusión en la nómina del Viernes Santo, es un traslado oscuro que por calles de color naranja baja, discurre y se inventa una estética que durante siete días al año dibuja otro ambiente.

Este año parece que han sido más los hermanos que han vestido la túnica del Rosario del Mar. Su compostura, al margen de cantidades, es digna de reconocimiento y la elegancia de sus capas indiscutible. Lo que sí encuentra opiniones encontradas es el rosario en la mano de sus capataces. Y el repertorio interpretado detrás de la dolorosa que mira al cielo.

La de la Unidad, por su parte, en su barrio, ha protagonizado fotos que mañana veremos en los periódicos. Son más túnicas negras las que vemos y aunque cambia la capa y ya no salen los nazarenos de la Caridad, qué oscuras siguen siendo las Vísperas. Detrás de la dolorosa de Piedras Redondas, antes de que se nos olvide, la de música de Santa Cecilia, de Sorbas. Menuda suerte tuvieron los que estaban cuando interpretó

La Piedad, con el Cristo restaurado, salió de San Juan en busca de la ronda del beato Diego Ventaja. El que todos llaman Museo de las Artes religiosas y no lo es era su punto de destino y partida previsto para la Semana Santa. Otro traslado que discurrió sin incidencias y que completaba una jornada con mucha gente en las calles y muchísimas ganas de ver cofradías. Mañana será otro día y cuatro las cofradías que pongan sus nazarenos, sus pasos y sus imágenes en la calle. Día de estreno, dicen y este Sábado de Pasión, de ausencias. Aunque también de presencias. Así transcurrió. Otro puede que lo viviera de otra manera. Esa es la grandeza de la Semana Santa que comienza.

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