El día de la misma cofradía
Tanto en tan poco espacio. El mismo que recorre practicamente desde hace un cuarto de siglo la gran cofradía de la Catedral el Miércoles Santo cuando las dos hermandades que le quedan transitan las mismas calles con la breve licencia de la salida.
Primero salen los nazarenos de azul por arriba y azul por abajo formando un cortejo que es otro mundo desde que el Cabildo de hermanos decidiese unificar criterios. La cofradía (la puesta en escena, la hermandad en la calle o como se quiera llamar) mejora cada año. Poco a poco el primer tramo va tomando cuerpo delante del SENATVS en inmejorable cantera y eso, hacia atrás, se nota. La otra del día, la Hermandad de los Estudiantes, es cofradía que sigue completando su juego de insignias (este año estrenaba Simpecado) y su patrimonio (Gloria del palio). Un palio que, por cierto, retocado en labores de priostía da un juego tan desconocido que su capataz ironizaba en la Carrera oficial con las campanillas que ya no suenan.
El regreso se produce por Ricardos. Ambas cofradías buscan la inmediatez de la Catedral por el mismo sitio. Viven juntas 366 días al año (si es que es bisiesto) y sólo se separan las horas que transcurren desde que salen hasta que, en Carrera oficial, una detrás de la otra, regresan practicamente de la mano. Destacada retransmisión de Canal Sur televisión con Rocío Amores y Antonio Salmerón de ambas entradas.
El miércoles Santo es día sencillo y complicado para ver cofradías. Sencillo porque salen consecutivamente del mismo sitio y se recogen de igual modo en el mismo sitio. Además atraviesan practicamente las mismas calles y plazas por lo que en una esquina por el precio de una te llevas dos. Pero es complicado porque a la salida de los Estudiantes la del Prendimiento hace de barrera en Real a la gente que quiere cruzar y Estudiantes se resiente y a la recogida las dos cofradías rodean a la gente de manera que las aceras del lado izquierdo (el lado de los que no puede abandonar el círculo) están llenas y las del lado derecho con mucha menos gente en comparación, como demuestra la captura de pantalla de Canal Sur TV.
Y es complicado además por factores externos, ajenos por completo a las cofradías pero que las perjudican sobremanera. Son esos abusos que cualquier otro día sólo afectaría a una cofradía pero el Miércoles perjudica a la que los sufre y a la que viene detrás. Caso muy concreto y sangrante: en el Museo del Aceite el más de medio millar de personas que conforma el cortejo del Prendimiento detenido a la vuelta porque desde un balcón un guitarrista y una cantaora se asoman a cantarle al Prendimiento una canción de los hermanos Berenguel que luego fue una marcha y a la Merced rapsodias varias que no son ni día, ni lugar ni momento para escuchar. Los nazarenos de plantón, las tres cuadrillas paradas, las tres bandas contratadas por la Hermandad sin tocar (perdiendo por tanto dinero la cofradía) y, detrás, los Estudiantes esperando por ese extraño derecho que se han arrogado algunos saeteros para acaparar el tirón de las cofradías y lucirse a costa de ellas.
A la entrada de la Esperanza un grupo de hermanos puso nueva letra a la de de por sí nueva letra que Carlos Cano escribiera para Pasan los campanilleros, la marcha de López Farfán cerrando así un Miércoles Santo musicalmente dispar. Los aciertos estéticos a juicio del que esto escribe los puso la banda de la Salud (Alcalá la Real) que estrenó una marcha de Álvarez Chamorro en la esquina del Paseo con Ricardos, la del Carmen del Perchel que iba tras el Cautivo y mejoró notablemente respecto al año pasado y la de Santa+Cruz que presentaba en la calle su segundo trabajo discográfico confirmando lo que Domingo, Lunes y Martes Santo habíamos tenido ocasión de comprobar: que es una banda de la que presumir.
Como presumen ya algunos capataces del día de sus cuadrillas. La cosa parece ser que marcha y no sobre ruedas precisamente sino sobre los pies. El Prendimiento afrontaba relevo en el martillo, cambio en las ideas, en la concepción y todas esas cosas que aparentemente cambian cuando llega un nuevo capataz y se salvó con nota el escollo de la primera vez. Nota que alcanzan otros con años delante de pasos. La Esperanza anda muy bien, la Merced anda muy bien. El Cautivo sigue sembrando y pese a que es particular su manera de andar, motivos hay para la tranquilidad. Y si de particularidades hablamos, no creo que haya el Miércoles (y en toda la Semana) cuadrilla más peculiar que la de la Oración.
Así despedimos un día clásico de cofradías, de devociones repartidas entre mantos verdes y manos atadas, el ecuador de la Semana, las Vísperas del Triduo sacro, el día de los olivos, de los pasajes consecutivos, el día que entre el Paseo y la Catedral es posible abarcar la Semana Santa, un día especial.
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