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Un día de cólera

Con estos trincherazos de cartel iremos tratando temas como si de un paso cambiado fuese, pero siempre con la mano derecha y con mucho temple. Así intentaré conseguir mis ideas y opiniones dejando la muleta a modo de trinchera. Para entrar en faena, este día de cólera.

2 de mayo de 1808. Héroes y cobardes, victimas y verdugos. La historia retuvo personas y lugares. Es realmente emocionante ver cómo las personas podemos luchar por algo que consideramos importante en nuestras vidas; eso son los valores, algo que parece que últimamente escasea en nuestra sociedad y que lo vamos exteriorizando en todos los aspectos de nuestras vidas con más o menos intensidad. Ese fue realmente un día para la historia, eso son los valores auténticos de amor, de lucha, de sacrificio. Y mientras se desarrolló la lucha, los militares españoles permanecieron siguiendo órdenes del capitán general Negrete, acuartelados y pasivos. Sólo los artilleros del parque de Artillería del Palacio de Monteleón desobedecieron las órdenes y se unieron a la insurrección. Los héroes de mayor graduación fueron los capitanes Daoíz, que asumió el mando de los insurrectos por ser el más veterano y Velarde, que con sus hombres se encerraron en el Parque de Artillería de Monteleón y, tras repeler una primera ofensiva francesa al mando del general Lefranc, murieron luchando heroicamente ante los refuerzos enviados por Murat.

Deberíamos tomar ejemplo de ese sentido de superación, de ese no dejarse humillar por fuerzas invasoras que tomaron nuestro país. Son muchos los aspectos que estos hechos de los que ahora se cumplen 200 años que nos hacen (o deberían) reflexionar. Y aunque da la sensación de que deseamos un levantamiento de trincheras, una defensa de nuestra dignidad y nuestros principios, los que estamos en concordancia con nuestra Semana Santa vivimos aspectos muy parecidos a los descritos aunque todavía no hemos sido o no hemos querido afrontar una “batalla” ante esas fuerzas invasoras que todos sabemos los que son. Es muchas veces, casi siempre, la imposición de algo que no podemos debatir, un circuito cerrado en el que todo da vueltas a su alrededor sin poder coger ninguna salida y sin que nadie pueda entrar en ella. Son aspectos importantes para una convivencia común.

Hablemos un poquito más de esas fuerzas invasoras; echemos un vistazo a lo que cuenta la Wikipedia. Fue en el Tratado de Fontainebleau el 27 de octubre de 1807 y la consiguiente entrada en España de las tropas aliadas francesas de camino hacia Portugal, y los sucesos del Motín de Aranjuez el 17 de marzo de 1808, Madrid fue ocupada por las tropas del general Murat el 23 de marzo. Al día siguiente, se produce la entrada triunfal en la ciudad de Fernando VII y su padre, Carlos IV, que acababa de ser forzado a abdicar a favor del primero. Ambos son obligados a acudir, para reunirse con Napoleón, a Bayona, donde se producirá el hecho histórico conocido como las Abdicaciones de Bayona, que dejarán el trono de España en manos del hermano del emperador, José Bonaparte. Mientras tanto, en Madrid se constituyó una Junta de Gobierno como representación del rey Fernando VII. Sin embargo, el poder efectivo quedó en manos de Murat, el cual redujo la Junta a un mero títere, simple espectador de los acontecimientos. El 27 de abril Murat solicitó, supuestamente en nombre de Carlos IV, la autorización para el traslado a Bayona de los dos hijos de éste que quedaban en la ciudad, María Luisa, reina de Etruria, y el infante Francisco de Paula. Si bien la Junta se negó en un principio, tras una reunión en la noche del 1 al 2 de mayo, y ante las instrucciones de Fernando VII llegadas a través de un emisario desde Bayona, finalmente cedió. El 2 de mayo de 1808, desde primera hora de la mañana, la multitud comenzó a concentrarse ante el Palacio Real. El gentío vio como los soldados franceses sacaban del palacio a la reina de Etruria, cuya salida no produjo conmoción alguna. Sin embargo, la presencia de otro coche hizó deducir que estaba destinado al infante Francisco de Paula, por lo que, al grito de «¡Que nos lo llevan!», el gentío penetró en el palacio. El infante se asomó a un balcón provocando que aumentara el bullicio en la plaza. Este tumulto fue aprovechado por Murat, el cual despachó rápidamente a un batallón de granaderos de la Guardia Imperial al palacio, acompañado de artillería, que disparó en contra de la multitud. Al deseo del pueblo de impedir la salida del infante, se unió el de vengar a los muertos y el de deshacerse de los franceses. Siente uno un orgullo muy profundo cuando lee el coraje de tantas personas que lucharon por su dignidad, por su convivencia, por sus principios.

Deberíamos tomar ejemplo, intentar conseguir metas, luchar por nuestros principios y no dejar que nadie nos calle. La vida es un reflejo en un cristal en el que cada vez que nos vemos (a)parecemos diferentes y por eso debe de ser nuestra lucha. Nuestra Semana Santa está llena de Murat que se creen dueños de algo que no crearon ellos y tambien tenemos una Semana Santa de Daoíz, y de Velarde, que somos todas aquellas personas que estamos deseosas por cambiar ciertas cosas. Por eso debemos seguir luchando. ¡Para conseguir nuestra unión! Y nos da igual clases sociales o capacidades intelectuales; lo que deseamos es ilusión. Es un llamamiento a la unidad con compromiso. Porque toda esa gente luchó para conseguir “dignidad”, una “dignidad” que se consigue también demostrando que somos Daoíz y Velarde y que no sirve de nada escribir, escribir y no demostrar. Tenemos que hacernos respetar y conseguiremos una Semana Santa más grande en formación y en concienciación. Esta es la LUCHA, este es UN DÍA DE CÓLERA.

Isaac Vílches Marín
Imagen: Analizarte

2 comentarios

Codina dijo...

Nombre muy taurino que tiene el blog.

Muy famoso el cuadro, pertenece concretamente al momento de los fusilamientos del 3 de mayo de 1808,de Francisco de Goya, y se encuentra en el museo del Prado de Madrid.

Para darle todo el sentido que tiene la entrada es esencial conocer el significo del cuadro, lo que nos dice el cuadro.

Hay varios datos importantes que sacar de este cuadro:

- En este cuadro tiene un papel fundamental la religión. La iglesia tuvo un papel muy destacado en esta revolución. La isglesia se opuso totamemnte contra Napoleón cerrando éste muchos coventos. Se puede decir que los curas participaron de forma activa en la contienda.

- Y otro dato importantísimo y religioso que refleja éste cuatro es la intención que hace Goya en asociar a Cristo en la Cruz, claramente en el hombre con los brazos levantados en cruz de la camisa blanca.


Totalmente de acuerdo en la intención que tiene este artículo. Hace una clara llamada a la concienciación de todos, de que la situación actual no se solucina con el silencio como bandera, y que requiere la unión y actuación de todos (los que creen que esto no funciona) para que las cosas mejoren y se hagan de una vez por todas bien.

Difícil tatea. Una "revolución" solo la provoca una situación tan INSOSTENIBLE que no quede más remedio para dar ese paso. No sé si no encontramos en esa situación, pero desde luego la mayoría no la ve, y una minoría lleva todas la de perder, como esta pasando.

Un saludo

Codina dijo...

Se me olvidó nombrar en el primer guión la figura del fraile tonsurado y arrodillado esperando a ser fusilado.

Un saludo