La hora
El primero de muchos, a Eduardo Blanes Pérez

Ahora que todo eso se me acaba, ahora que mis recuerdos son el único fiel tesoro que conservo, me toca decirte que tal vez no todo esté perdido. Que se puede seguir luchando por esa raza de costaleros leales, silenciosos y trabajadores que siempre hemos añorado. Por una cuadrilla que trate este oficio con el respeto y el decoro que tan honrado trabajo merece. Por este oficio que nacimos amando, del que hemos aprendido que debajo de un paso todos somos iguales, porque el costal y la trabajadera hacen de juez supremo y ponen a cada uno de nosotros en el lugar apropiado. Allí donde se aman las pasiones sudorosas y nos reconfortan los trabajos bien hechos. Ahora es el momento de luchar por esa selección de costaleros puros, llamados a la lucha, a la pelea eterna de la carne y la madera, de la tela recia, de los huesos doloridos y de las noches de luna llena. De esa mano que abraza un zanco cuando el silencio se hace racheo entre adoquines soleanos. Porque lo que bien empieza bien acaba. Y porque es la hora, hermano mío, de devolverle el significado correcto a las palabras Costalero Soleano.
Álvaro Blanes Pérez
1 comentario
me gustaria saber cual es es significado del que hablais.
un saludo.
fdo.jorge alonso
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